Mi viaje a Cuba ha tenido como consecuencia una serie de comentarios que técnicamente yo me esperaba algunos pero hay otros que realmente me han sorprendido, les cuento:

Con el viaje de Cuba me imaginé que iban a suceder cosas parecidas al viaje de Haití: gente que me escribe diciéndome que por qué no mostré la parte no turística de La Habana, historias de gente que “pasa hambre”, etc, etc.

Creo que la respuesta a eso es la misma que doy con el tema de Haití: todo el mundo da su versión de los hechos de acuerdo a lo que lleva en el corazón.

Me sorprendió bastante un comentario de una señora que me dijo que la publicidad que usé para Cuba no podía estar peor; porque solo mostraba a un “viejo sucio” dando un aspecto de miseria y pobreza y que nadie quiere ir a un país a ver eso…

Para que ustedes vean lo que es la vida: donde esa señora ve miseria y pobreza yo veo a un hombre de trabajo, honrado, con un alma noble y una increíble bondad.

Casualmente ese “viejo” fue una de las personas que más aprendí en todo mi viaje por Cuba; aprendí lo que es la sencillez y una vida rebosada de felicidad sin mucho apego a lo material. Ese señor sin conocerme me invito a su casa y me regaló unos cigarros que con mucha alegría lo fumamos a su salud.

¿Cuántas personas hoy día sin conocernos nos invitan a sus hogares y se abren de esa forma? 

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